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viernes, 17 de noviembre de 2023

 



Siempre detesté el color blanco. Me daba la impresión de que yo no podía mantenerme impecable. No como esas niñas lindas de cabello bien peinado, que siempre traían vestidos de encaje y zapatos de charol. Yo en cambio, prefería andar descalza o llevar tenis que me permitieran trepar árboles, escalar montañas, escalar hasta el cielo. Siempre busqué las sombras. Sentía que pertenecía a ellas. Porque en el mundo normal, en el mundo real, yo simplemente no encajaba. Algo oscuro crecía por dentro mientras por fuera trataba de alcanzar las tinieblas. No sé en qué momento exactamente, quizá no haya un segundo exacto, quizá fue la suma de todas las heridas o el resultado de taladrar las palabras, aprendí que el blanco no era un todo, sino una pequeña pieza en el engranaje de mi ser. Yo no tenía que ser blanca o negra, no tenía que ser luz u oscuridad. Soy ambas cosas. Una amalgama de colores. Un poema que nace tras la lluvia, como el arcoíris.

martes, 22 de agosto de 2023

 


Hay demasiado qué contar. Despacio, he aprendido a entender y vivir el tiempo en espiral, el tiempo no lineal, expandido. Mejoran muchos aspectos de nuestra vida cuando empiezas a practicarlo. Dejas de ver las manecillas del reloj como enemigas, y por el contrario, se vuelven tus aliadas. Aprendes a vislumbrar lo asombroso de la omnipresencia. No en el sentido de creerse Dios, sino de comprender que en realidad puedes estar en varios lugares a la vez. Y sentirte plena, en lugar de agobiada por ello.
Este verano, disfruté de unas vacaciones maravillosas, acompañada de un buen número de integrantes de mi familia. Disfruté, sobre todo, convivir con mi hija y mis hijos. Pero también disfruté convivir conmigo misma.
Restaurada la energía, regresé a “la realidad”: el trabajo, las labores domésticas. Se avecina el caos del regreso a clases y el correteo diario. A diferencia de otros años, no me siento estresada. Me siento más bien con la energía apropiada y suficiente para enfrentar toda la locura y peripecias que esto conlleva, me siento feliz y naturalmente preparada para seguir viviendo el tiempo en espiral.

miércoles, 16 de agosto de 2023


 


Cuando era niña, continuamente enfermaba de las anginas. La temperatura me subía a tal grado que para controlarla, tenían que bañarme en una tina con hielo. Siempre fui flaquita, hasta que llegué a la adolescencia, cuando mi cuerpo comenzó a cambiar. Poco a poco fui subiendo de peso. En cierto punto, empecé a detestarlo. Me desagradaba sentarme y sentir los rollitos de carne y grasa desbordándose en la cintura de mis pantalones. Hice ejercicios, dietas rigurosas, dejé de comer e incluso caí temporalmente en la bulimia. Los años pasaron… madurar, los problemas de salud y mucho trabajo interno de autoconocimiento, me permitieron empezar a ver mi cuerpo de otra manera: escucharlo, sentirlo. Cosas que antes me era imposible detectar fueron haciéndose cada vez más evidentes. Aunque a veces, confieso, paso por alto esas señales. Últimamente había tenido mucho dolor en el brazo izquierdo. Como una hace cada vez que siente algún malestar, recurres a la automedicación y todos los remedios caseros posibles para sentirte mejor y continuar con tus labores diarias. Hoy comprobé que eso es un error. Es necesario escuchar y sentir realmente el cuerpo, este te habla, gime y grita que algo está mal y debe atenderse en tiempo y en forma. Siguiendo los consejos de una querida amiga, recurrí a un médico a recibir atención. Los malestares, sin embargo, no se fueron. Así que escuchando esta vez mi propia conciencia, fui por una segunda opinión. Ahora tengo por fin un verdadero diagnóstico y un tratamiento adecuado. Al igual que cuando me enfermaba de las anginas, el hielo, vuelve a ser mi salvación. Espero mejorar en los próximos días. Pero todo esto me lleva a lo siguiente: Por mucho tiempo odié mi cuerpo y lo maltraté de muchas formas. Mi cuerpo, en cambio, ha sido generoso conmigo, ha soportado umbrales de dolor altísimos, torturas por parte de mis malos hábitos y decisiones, situaciones incómodas o dolorosas a las que por diversas razones lo he sometido. Tengo mucho que agradecer a mi cuerpo. Es la primera vez en más de 40 años que puedo verme completa al espejo y sin importar las dolencias, el volumen, la grasa, la celulitis, las estrías, las manchas, las cicatrices, y todas esas marcas históricas que me ha dejado la vida, sonreír.

sábado, 24 de junio de 2023


 

Como filo de navaja
la obsesión ataca con siniestro anhelo.
Una serpiente desciende por mi cuerpo,
se enrosca en la garganta,
inyecta su veneno.
Esa otra que no sabe de mí
es incapaz de pronunciar palabras.
Esa otra que no sabe de mí,
tiembla.
El siseo se fortalece,
las escamas se multiplican,
el silencio se expande.
Algo penetra en la nuca,
algo monstruoso se filtra en la retina,
el gemido escapa de los labios.
El mundo gira,
los huesos quedan atrapados,
eso que no tiene nombre
se desplaza hacia adentro.
La obsesión encuentra de nuevo mis pulmones,
el deseo de volar a ese paraje
donde el rojo de los cerezos
florece.

miércoles, 7 de junio de 2023

No es necesario entender el poema,

hay que sentirlo,

si te mueve, está hecho,

todo se ha cumplido.


martes, 16 de mayo de 2023

Nunca había pensado en el poema
como un grillo,
un pequeño conejo
o el viento que azota la ventana.
Lo veo ahora, a través de la lluvia,
convertido en ceniza,
en una uña encarnada,
escondida en el zapato.
¿Quién dice que el poema
no vive en los charcos de lodo,
en las moscas
o en la muerte?
¿Quién dice que el poema
no puede saltar
de un cuerpo a otro,
respirarse en el hedor
que despiden las amortajadas
o el canto de los pájaros en primavera?
¿Quién dice que romperse
no es otra forma de escribir un poema?

martes, 21 de marzo de 2023


 

¿Cuántas de ellas se quedaron en el misterio del silencio,
sin poder decir lo que las quemaba?

miércoles, 8 de marzo de 2023



Agradezco públicamente a todas aquellas mujeres que en algún momento de mi vida han derramado sobre mí su luz e incluso su oscuridad. De cada una de ellas, he aprendido algo. Me siento afortunada por cada mujer que se ha cruzado en mi vida: mi madre, mi hija, mis abuelas, mis tías, mis primas, mis sobrinas, mi madre y mi hermana adoptivas, mis amigas, mis compañeras de trabajo, mujeres escritoras, mujeres poetas, mujeres conocidas, mujeres con las que he convivido temporalmente en algún espacio, mujeres que ni siquiera conozco pero de alguna manera forman parte de mi historia. A cada una de ellas, mi sincero agradecimiento. He aquí mi deseo para todas ustedes: que vivan libres y felices. Un abrazo a todas.

viernes, 3 de marzo de 2023


También he tenido días grises. Días en los que el sol, por más que lo llamara, para mí no aparecía. En esos días, en que la noche estaba siempre presente, yo no podía respirar. No quería respirar. Deseé y busqué la muerte en todas sus formas. Creí que no había ninguna luz a mi alcance. Me costó trabajo, pero poco a poco recordé cómo bailar y me puse mis zapatos rojos. La luz no estaba afuera de mí sino en mí misma. Cuando descubrí esto, entendí que todo era posible, aprendí a amar los días oscuros. Dejé de tenerle miedo a mi sombra. Abracé mi sombra. Y desde entonces, no he vuelto a pelear con ella. Ahora entiendo que la vida es una serie de código binario. Y yo soy la luz que crea los colores.

jueves, 2 de marzo de 2023


Escribir absurdos sin sentido, como cabello, plástico o perfume. Destilar sombras, romper trompos, todo lo que se aleje de las calles y los cuerpos. Unificarlo todo: el árbol, el plato, el hueso, el patito de hule en la bañera, los vestidos rotos, las uñas recién pintadas. Barbaridades. Todo lo que queda fuera del poema: vidrios, espuma, soles, codornices, muñecas de trapo y celofán azul, o blanco, o negro, o rojo, o amarillo oro canario cantando bajo la ventana. Así es como me dijeron que hiciera, pero yo no pude. Nunca he seguido muy bien las reglas. Camino más bien de espaldas al espejo, giro las perillas tres veces, cien veces, me caigo, me raspo la rodilla, sangro y vuelvo a cantar, a contemplar la gotita de lluvia que cae en la tierra. Sonrío. Escribo, y al hacerlo, hago que el mundo se estremezca.

miércoles, 1 de marzo de 2023


Mi recuerdo más vívido sobre el chocolate tiene que ver con mi abuela, con el betún con que adornaba los pasteles de vainilla que solía hornear para nosotros cuando éramos niños. También con la nieve que siempre nos servía en una copa de vidrio amarillo, adornada con galletas de nieve. Fueron este tipo de cosas las que prendieron en mí el amor por la cocina. Son este tipo de cosas las que me hacen sentir feliz y en casa.

lunes, 27 de febrero de 2023




Algo dulce flota en mi corazón y se rompe,
algo adentro grita y gime sin parar,
cierto placer doloroso,
como la sensación de una hoguera encendida.


lunes, 13 de febrero de 2023



Hay un sentimiento de dulzura en mi pecho, por hoy no siento dolor, hoy me siento amistosa y alegre.


"...si tiene corazón, es tu camino. Síguelo; no importa dónde llegues porque disfrutarás el trayecto, descubrirás muchas cosas de ti que no sabías (tus mayores fortalezas y también tus vulnerabilidades) y conocerás gente maravillosa que camina y sueña en la misma dirección que tú. Busca un sueño pequeño; cuídalo, aliméntalo, compártelo. Ve haciendo despacio cosas pequeñas; siempre merece la pena intentarlo. " 
- Lydia Luna -

Me persigue el concepto de pertenencia, no en el sentido de propiedad, sino como un espacio seguro en el que me siento relajada y feliz. El hogar o refugio al que volvemos una y otra vez para llenarnos de energía y descargar la oscuridad que a veces se apodera de nosotras y nos consume.

Hay varios sitios que reconozco que cumplen con estas características: las letras, el silencio, la música, mi hija, mis hijos. Está también el hogar paterno, aunque este es ahora un espacio atemporal. Lo mismo vuelvo a él a través de los recuerdos, que en el presente.

Es agradable andar por el sendero a solas y al final del camino encontrar brazos abiertos que nos reciban amorosamente.

Por eso abrazo a mis niños cada vez que tengo oportunidad. Quiero que reconozcan este sentimiento, que lo guarden y lo compartan después con otras personas.

Hay un sentimiento que no puedo describir cuando hablo sobre los misterios de la vida con mi padre, con mi madre, un calor interno que se extiende por dentro y colma a mi ser de energía y conocimiento. Este también es mi lugar favorito.

Así deseo que mis peques se sientan cuando están conmigo: en casa, en un lugar seguro, felices.

Por diferentes circunstancias, hacía mucho tiempo que no podía sentirme tranquila y feliz, estando en cualquier parte. Quizá por eso me perdía demasiado en la introspección.

Por decisión propia, he dejado atrás los silencios venenosos y el vacío. Sin embargo, la meditación, a través de la escritura, sigue siendo el camino para llegar a la integración y la autoconciencia.

Por mucho tiempo estuve perdida. Ahora que me he encontrado, intento que la paz sea permanente.

Sigo aquí,
después de tantas tormentas,
después de tantos pasos que no llevaron a ningún sitio,
después de tantas palabras que se quedaron en la lengua,
después de absorber el silencio por más de cuarenta años.
Sigo aquí,
con los pies más ligeros que nunca,
con los ojos más abiertos,
con la sonrisa puesta en los labios,
con el corazón efervescente.
Sigo aquí,
aunque mañana vuele al sol y a las montañas,
aunque mi voz se confunda con el murmullo de los ríos,
aunque todo lo vivido sea apenas un recuerdo borroso,
aunque mi esencia se convierta en canto de pájaro,
aún sigo y seguiré aquí.

domingo, 12 de febrero de 2023

 



Hoy me descubrí hundida en la niebla. No he de quedarme aquí, en el rincón de las heridas, no seré más la oscura sobreviviente. Caminaré descalza hasta tocar la punta del cielo y adentrarme en el laberinto de todo lo que puede ser posible. Usaré el lápiz como insulina, como espada de fuego ante las sombras, para que cada poema que escriba viva, brillante, como el oro.

sábado, 11 de febrero de 2023

“Hay cosas sobre las que es difícil escribir. Cuando te ocurre algo, te apresuras a anotarlo, y entonces o lo dramatizas demasiado o lo minimizas, exageras aspectos equivocados u omites los importantes. En cualquier caso, nunca escribes exactamente como quisieras”.
- Sylvia Plath -


A veces me pasa lo mismo. Yo quisiera escribirlo todo, lo que sucede, lo que pienso, lo que siento, pero el tiempo, los deberes, las cosas, van siempre delante de mí y no puedo seguirles el paso con la agilidad que deseo. La vida se me escurre entre los dedos sin que logre capturar su belleza en plenitud. Pero lo intento, lo vuelvo a intentar, escribo, hundo el lápiz en la carne, me vuelco en el poema, soy el poema. Sólo entonces, la espiral del tiempo retrocede, se detiene, un poquito. Lo suficiente para mirar alrededor y comprender que a menudo, los misterios se develan en el magnetismo, en la magnitud de una sola palabra.