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sábado, 22 de agosto de 2020

Hechizo

Guardar en los ojos el sol, alzar el vuelo, escribir en pergamino con tinta extraída de las venas, sellar las letras con polvo de huesos, lo he soñado tantas veces... Poco a poco me quito el miedo de encima, camino erguida con un diario bajo el brazo, me siento en el prado más verde a inventar nuevas líneas. Mientras escribo, abro nuevos caminos, cambio el color del cielo a voluntad, manipulo el rumbo del viento a mi antojo, me vuelvo una con la noche, me transformo en estrella que resplandece a cualquier hora en el infinito.

jueves, 20 de agosto de 2020

“Toda mi sangre es un temor inmenso”.
- Julia Prilutsky -


Odio vivir sumergida en el miedo. Miedo de no saber lo que pasará, miedo de imaginar las miles de cosas que podrían pasar. Me gustaría tener miedo del miedo, para no volver a temer jamás.

viernes, 14 de agosto de 2020





Muchas gracias a Cynthia Rodríguez y a Clauzzia Gómez, por compartirlo.

miércoles, 5 de agosto de 2020

Antídoto contra la diabetes

No puedo seguir siendo dulce. Hay demasiado chocolate corriendo por mis venas. He intentado quedarme callada por tantos años, pero ahora el fuego me está quemando la garganta. Necesito gritar, que la música me llene los pulmones, que la luz del sol haga brillar todos mis huesos, que las plumas de las aves me permitan volar. Contemplar el azul del cielo sin cerrar los ojos.

martes, 4 de agosto de 2020

Capa a capa, voy puliendo los huesos. Me aferro al viento que mece al colibrí, en esperanza iluminada, no de rozar con las yemas de los dedos las nubes, sino de convertirme yo misma en mariposa o un ave azul revoloteando en el infinito. Entre más plumas me nacen, más humana me siento, más mujer me siento, más yo me siento. Una sonrisa eterna en la comisura de los labios. La inmortalidad es humo que desaparece en el profundo océano de la libertad, mi libertad.

lunes, 3 de agosto de 2020

“Y en forma tal conviví
con negro y blanco extremosos,
que a un mismo tiempo aprendí
infierno y cielo tortuosos.
- Pita Amor -


Muchas escritoras que he leído hablan de está duplicidad, de esta búsqueda incansable. Comprendo entonces el infierno de Quevedo, construido específicamente para los escribas. Cientos de veces me he perdido en este mismo laberinto. Cientos de veces me he hecho las mismas preguntas, he llegado a las mismas conclusiones, aunque por caminos distintos. Sin embargo, cada pieza es única. Cada una de nosotras ha sido elaborada con su propia masilla, en su propio tiempo, cada una con distinto color y forma, cada una con un olor diferente, con ingredientes diferentes. Todas estamos muriendo. Y todas estamos vivas, buscando el sitio a dónde pertenecemos.

domingo, 2 de agosto de 2020

Me gustan los espejos, porque son la puerta de entrada a mi propia realidad, a cualquier realidad que escoja. El azul del fuego es la energía que me impulsa cada vez que me acechan sombras ajenas. El azul del fuego soy yo después de ser acrisolada. El azul del fuego soy yo, brillando con intensidad junto a las estrellas.