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lunes, 13 de febrero de 2023



Hay un sentimiento de dulzura en mi pecho, por hoy no siento dolor, hoy me siento amistosa y alegre.


"...si tiene corazón, es tu camino. Síguelo; no importa dónde llegues porque disfrutarás el trayecto, descubrirás muchas cosas de ti que no sabías (tus mayores fortalezas y también tus vulnerabilidades) y conocerás gente maravillosa que camina y sueña en la misma dirección que tú. Busca un sueño pequeño; cuídalo, aliméntalo, compártelo. Ve haciendo despacio cosas pequeñas; siempre merece la pena intentarlo. " 
- Lydia Luna -

Me persigue el concepto de pertenencia, no en el sentido de propiedad, sino como un espacio seguro en el que me siento relajada y feliz. El hogar o refugio al que volvemos una y otra vez para llenarnos de energía y descargar la oscuridad que a veces se apodera de nosotras y nos consume.

Hay varios sitios que reconozco que cumplen con estas características: las letras, el silencio, la música, mi hija, mis hijos. Está también el hogar paterno, aunque este es ahora un espacio atemporal. Lo mismo vuelvo a él a través de los recuerdos, que en el presente.

Es agradable andar por el sendero a solas y al final del camino encontrar brazos abiertos que nos reciban amorosamente.

Por eso abrazo a mis niños cada vez que tengo oportunidad. Quiero que reconozcan este sentimiento, que lo guarden y lo compartan después con otras personas.

Hay un sentimiento que no puedo describir cuando hablo sobre los misterios de la vida con mi padre, con mi madre, un calor interno que se extiende por dentro y colma a mi ser de energía y conocimiento. Este también es mi lugar favorito.

Así deseo que mis peques se sientan cuando están conmigo: en casa, en un lugar seguro, felices.

Por diferentes circunstancias, hacía mucho tiempo que no podía sentirme tranquila y feliz, estando en cualquier parte. Quizá por eso me perdía demasiado en la introspección.

Por decisión propia, he dejado atrás los silencios venenosos y el vacío. Sin embargo, la meditación, a través de la escritura, sigue siendo el camino para llegar a la integración y la autoconciencia.

Por mucho tiempo estuve perdida. Ahora que me he encontrado, intento que la paz sea permanente.

Sigo aquí,
después de tantas tormentas,
después de tantos pasos que no llevaron a ningún sitio,
después de tantas palabras que se quedaron en la lengua,
después de absorber el silencio por más de cuarenta años.
Sigo aquí,
con los pies más ligeros que nunca,
con los ojos más abiertos,
con la sonrisa puesta en los labios,
con el corazón efervescente.
Sigo aquí,
aunque mañana vuele al sol y a las montañas,
aunque mi voz se confunda con el murmullo de los ríos,
aunque todo lo vivido sea apenas un recuerdo borroso,
aunque mi esencia se convierta en canto de pájaro,
aún sigo y seguiré aquí.

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