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miércoles, 12 de febrero de 2020

Pasa que la fantasía se está perdiendo entre tanta oscura realidad. Horas, meses, años, he estado envuelta en la incertidumbre. De pronto una palabra cae como espada de hielo y me corta el corazón. El alma quiere seguir en pie de lucha, pero se siente triste, decepcionada, fracasada. Las alas no obedecen, los pies no obedecen, el cuerpo no obedece. Siento que me pierdo en mí misma al punto de no saber quién soy o el para qué de mi existencia. Tal vez un error de la naturaleza. Mi otra yo, la que no ha sido destazada, la que se esconde en lo más profundo de la mente buscando luz, ora en silencio. Espera con ansia que Dios pronuncie su nombre y le otorgue su bendición, para seguir caminando sobre los espinos.

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