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jueves, 15 de octubre de 2020

He tenido noches sin descanso, noches en que siento que la luna me absorbe la energía y habla un idioma que yo no comprendo. En esas noches mi cuerpo cansado, mi alma cansada, no es capaz de entender nada. Respiro despacio, muy despacio, veo la oscuridad que me rodea, la veo. Observo lo que me rodea en la oscuridad, redescubro los rayos de la luna que intentan sanarme. Abro mis ojos a su luz plateada, mis oídos a su canto. Respiro despacio, cuento mis latidos, los acoplo a la melodía que me envuelve y me abraza. La luna es mi madre y yo soy la perla que brota de su vientre tras el aullido del lobo. Respiro profundamente. Me uno en la oscuridad a la luz. Sonrío. Alcanzo la paz.

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