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lunes, 6 de abril de 2020

Tengo que escribir un poema. Pero no me llegan las palabras. Quizá si escarbo debajo de la lengua, si abro los ojos, si cierro la puerta, si dejo que la tierra se quede bajo las uñas. Hay muchos escondites en la casa, quizá si me escondo en alguno de ellos me encuentre. O encuentre las palabras que ando buscando, que es lo mismo. Porque siempre pasa, siempre. Me quedo con los labios vacíos, juego con la soledad, juego con la muerte. Y cuando mis huesos están ya resecos, la vida me despierta con un bofetada.

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