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viernes, 27 de marzo de 2020

Odio estar cerca del fuego, prefiero los días lluviosos y grises, mejor aún, esos días fríos y secos en que el aire helado te toca la piel y los pulmones. Es cuando más viva me siento. Últimamente el viento escasea. Poco importa que afuera llueva, esté templado o se sienta un calor insoportable. El mejor lugar hoy es en la casa. Ahí adentro el clima siempre es perfecto. Extraño, sí, las noches de luna llena y los atardeceres violetas. Guardo su imagen como un tesoro invaluable en mi memoria. Entre tanto, disfrutaré de la magia del encierro, el estrépito de tres risas inigualables y el delicioso olor a pan casero recién horneado.

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