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sábado, 16 de diciembre de 2017

Soy una más

de las que escogen como hábito la palabra y se quiebran el alma para derramarse en las hojas.​ Es que no sé de mí mas que el nombre, el color de las cicatrices que me adornan la piel.​ Se me vuelve urgente, casi religioso, cavar en la carne hasta tocar el hueso para extirpar​ los demonios, entiéndase esa otra que me habita detrás de cada respiración.

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