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miércoles, 8 de julio de 2020

Incendio

Me refugio en las letras porque son las únicas con el tratamiento adecuado para mis miedos e incertidumbres. Las palabras me ayudan a entender mis emociones, descifrar mis pensamientos, enfrentar mis temores, mis demonios internos, conocerme a mí misma.

No tengo un proceso creativo rígido. Se amolda de acuerdo a mis necesidades. El tiempo es vital cuando eres madre de tres hijos. En muchas ocasiones he leído que cada quien tiene su propio ritmo y su propia forma de abordar la escritura. A veces leo para inspirarme, otras veces escucho música. Hay días en que la creatividad se enciende sola. Las palabras vienen naturalmente a mi encuentro, sin que las invoque. Otros días tengo que trabajar duro hasta que encuentro las letras precisas. Lo más importante de la escritura son sus efectos. Las palabras me ayudan a vivir.

En mi corazón hay muchas heridas que necesitan sanar, muchos recuerdos dolorosos. Las he guardado en mi memoria demasiado tiempo. Han estado ahí amontonándose, empolvándose, haciendo más y más pesada la carga. Se han convertido en un semillero de emociones negativas, un cultivo para la oscuridad. Es tiempo de desalojar el trastero, encender un hermoso fuego, quemarlo todo, todo, hasta que aparezcan las alas.

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