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lunes, 27 de enero de 2020

Hay una parte cerca del Río Bravo que me recuerda mucho a Los Barrens. Como a Beverly, cada vez que paso por ahí me invaden imágenes de pájaros. Los Barrens se parecen también a un escenario de mi niñez que existía en la entonces casa de mis padrinos. No se trataba de un río, ni siquiera un arroyo, era más bien un canal abierto para desaguar los residuos de las casas que había en esa especie de vecindad. El canal llevaba a veces agua sucia y otras, tan limpia que podías ver hasta la más pequeña partícula de tierra. A veces el agua se estancaba durante días. Entonces se formaban renacuajos que estudiábamos minuciosamente por horas. Era uno de mis lugares favoritos.

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