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jueves, 9 de mayo de 2019

Me he convertido en animal doméstico, soñadora de sueños imposibles.

Hasta aquí llega la inspiración. El animal doméstico está mordiéndome los labios. El animal doméstico me ha domesticado la sangre. El animal doméstico soy yo delineándose los ojos frente al espejo.

Necesito escapar de mí para no entrar de nuevo al laberinto. La obsesión es una araña que asfixia. He de incendiarla desde adentro. Aplastar su cabeza contra la pared, hacer de su cadáver un poema infinito.

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