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lunes, 7 de enero de 2019

Hay un lugar al que ya nunca voy
porque me sobran las labores
me falta tiempo
y casi no recuerdo el camino
recuerdo sí
una puertecilla
tan pequeña como el ojo de una aguja
por donde mi cuerpo entraba y salía al dedillo
para cazar mariposas
hoy en día
tres tallas más grande
tres siglos más vieja
ya no puedo convertirme en caracol
ahora son mis hijos quienes rondan por esos campos
con la risa pegada a las pupilas
con el perfume de mi alma sobre sus labios

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