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miércoles, 21 de noviembre de 2018

Te fuiste un 10 de noviembre. Sin despedirte. No te di las gracias por tu paciencia, por tu amor, por tus sabios consejos. Con todo, me siento tranquila. Imagino que estás contenta, reunida ya con tus padres, con mi abuelo, con todas las personas a las que tuviste que decir adiós, como lo hago ahora yo contigo.

Te lo digo tarde, pero con la esperanza de que de todas formas recibas el mensaje: Abuela querida, te amo. Y jamás te voy a olvidar.

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