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domingo, 4 de abril de 2021

No he visto una luz que me sea verdadera, he visto, sí, nidos de pájaros que flotan en la superficie de los sueños, flores de pétalos que se deshacen en las manos, mientras una flauta dulce intenta revivir vértebras de sirenas encantadas. No he visto una luz que me sea verdadera, pero no pierdo la esperanza. Los deseos están hechos de esa seda que nos recubre la piel cuando la luna nos absorbe con su mirada impenetrable. En ese universo sumerjo mis dedos, toco la tierra, suave y húmeda. Inserto en los huecos semillas de lágrimas, para que su escencia convierta en risa los restos de dolor escondidos, y la garganta de los pájaros recobre la tersura de sus versos.

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