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sábado, 9 de febrero de 2019

Quiero pulir la poesía

Pero me espera un perro en la puerta de la casa, vasijas sucias, ropa en el cesto, polvo en el suelo. No hay tiempo para hacerse una con los faunos, no hay tiempo para recostarse en la ladera. El diccionario está muy lejos de mis manos y no conozco palabras lindas con las que pueda decirlo de otra forma. Aquí pesa el tiempo, pesa mucho. La carne es la única puerta a la que hay acceso, desde las cinco de la mañana. Esa carne que se pudre lentamente bajo el sol. Ya no recuerdo cómo es que hay que amasar para triturar los huesos y hacer con ellos una buena pócima para volver del mundo de los muertos. Hoy no habrá caldo de pollo en la mesa, habrá un cadáver exquisito revoloteando con furia en mis pupilas.

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