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domingo, 25 de septiembre de 2016

De a poco en poco
se nos acaba el tiempo
para compartir el corazón y los zapatos
la sonrisa que llega de vez en cuando
a nuestro rostro, siempre que hay tiempo, salud,
buenas circunstancias.
Hay que caminar todos los días
para que la lluvia refresque los pies
y las espinas se transformen
en hermosas alas.
Así, aunque la oscuridad nos persiga
brillaremos sobre los escombros
nos alzaremos sobre las nubes
levantaremos nuestra frente ante el dolor
y en unidad podremos decir
que tenemos alma
y que hemos vencido.