ni la sombra detrás de la puerta
es más bien el olor penetrante del colchón
el doloroso ardor en las plantas de los pies
el pequeño diente de león
huyendo lejos de la ventana
la niña que salta la cuerda y cae de rodillas
escondiendo entre sus manos una piedra
joya extraída del océano
su mano izquierda buscando entre la espuma
un ojo torcido de vidrio
para ver otra cosa que no sea el cielo nocturno
el monstruo debajo de la sábana
la silueta atrapada en el espejo
el grito ahogado en la almohada
el hueso del hombre sin rostro
hundiéndose en la fragilidad de su carne
la cortina del sueño que se rompe
al despuntar el sol
mientras el rojo le pinta la piel
las piernas, los labios,
la vida.