pero cuando buscas refugio en el papel no lo encuentras. Las horas pasan volando, el silencio se aglutina en la garganta, en las palmas de las manos. Lo intentas con ganas pero no puedes gritar. El poema te destripa lento y riguroso hasta hacerte polvo. Y eres tierra de noche en el aullido. Eres ceniza en el filo de la niebla. Eres un fantasma tratando de escribir en la superficie del hielo. Eres un saco de huesos escurriendo sangre. Verso infinitamente mudo.
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