Vuelvo a la jaula sólo para romper la llave
donde tantos soles y tantas lunas dormí
soñando con murciélagos y unicornios.
No vine para quedarme de nuevo,
con el tiempo he aprendido a amar los espacios vacíos,
la belleza del silencio mezclándose con mi risa.
Estoy a un paso de la muerte
pero no me importa.
Siempre me gustaron los cuchillos.
Andaré descalza sobre el asfalto
o sobre el fuego
pisaré cada trozo de tierra que encuentre
después extenderé las alas
y perseguiré la luz
donde ningún cerrojo me muerda las entrañas.
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