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viernes, 7 de febrero de 2025

El arte de amasar


Pocas veces participé de niña en la preparación de tamales. Estuve, sí, muy cerca de la cocina. Me gustaba hacerlo porque era ahí donde en ciertas ocasiones especiales, las mujeres de la casa se reunían y hablaban sobre cosas que les hacían reír a carcajadas. Una energía distinta se sentía en el ambiente. Y eso me llamaba la atención. Pienso en esos momentos y la voz de mis abuelas se filtra con cariño en mi memoria.
Ayer nos reunimos a preparar tamales. Y finalmente entendí el misterio de esa energía. No es precisamente el lugar o la actividad. Es el hecho de que un grupo de mujeres se reúnan y compartan. Se liberen.
Personalmente, cuando se trata de un acto voluntario, veo la cocina como un lugar pacifico a la vez que fuente de creación y magia. Eso, aunado a la compañía de otras mujeres. Más aún, mujeres con lazos fuertes, hace del momento algo sagrado. Nos acompañan incluso aquellas que no están presentes físicamente. Ocurre la alquimia.

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