viernes, 17 de julio de 2020
Me cuesta trabajo no ser la que no soy. Tantas veces me han dicho cómo debo ser. Por fortuna siempre he sido un poco desobediente, así que poco a poco he ido moldeando la arcilla a mi gusto. Algunas veces, cuando sueño, una voz suave me aconseja. Esta voz es diferente de todas las voces. La escucho porque es mi propia voz que habla directamente a mi esencia. Cuando dialogo con ella, que soy yo, puedo tocar las estrellas. De mi espalda brotan alas transparentes. Sé que es real, aunque nos encontremos en la dimensión onírica. Es real, porque cuando despierto, las alas siguen ahí, agitándose. Y sé con certeza, que con un pequeño aleteo, puedo transformar al mundo.
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