Qué curiosa la facilidad
con que la paz va y viene del cuerpo
apenas se escucha un disparo
el eco del miedo y el llanto en el aire
pronto se desequilibran las entrañas
no queda más en esos momentos
que doblar la rodilla, hacer oración
pedir ayuda del cielo
de cualquier ente noble en el infinito
para que la muerte pase de largo
mientras abrazamos con fuerza a nuestros hijos
y les repetimos te amo
hasta que se nos seque la garganta
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