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viernes, 5 de junio de 2015

ENCRUCIJADA

Hoy arden los huesos, el alma. No sé cómo descifrar esta sensación. Todas las emociones colapsan dentro de mí. Hay un pájaro de color azul revoloteando en mi ventana. Quiero estirar la mano para tocarle. Si lo hago pueden suceder dos cosas. Una, que el ave se acurruque entre mis manos y me comparta su energía. Dos, que el animal sienta miedo de mí, me de un picotazo y huya. Yo no sé qué será mejor. Entonces ardo. Poco a poco pierdo la conciencia, me vuelvo polvo. Al final hay una luz intensa que brilla. Una sombra. ¿Qué es eso? ¿La silueta de un pájaro, quizás?