Páginas

lunes, 2 de marzo de 2015

CIGOTO

"A veces no existen palabras capaces de ayudarle a uno a ser valiente. 
A veces hay que lanzarse sin más".
- Clarissa Pinkola - 


Estuve pensando en el pasado. Ningún día en concreto, todos me parecen igual. En cada uno de ellos hay restos de ceniza en las ventanas, cielos sin sol, como cuando la luz se estanca para siempre en ninguna parte.

La mujer encerrada en esa habitación es apenas una sombra. Una gruesa cuerda cuelga de su cuello. Su boca escupe cuajos de sangre. Poco a poco se va desvaneciendo.

Su fantasma intenta perseguirme a veces. Yo jamás he de volver ahí. Ella está muerta, lo que persiste es el hedor de sus huesos, la pestilencia de sus pasos.

La casa está vacía.

Hundo mis manos en el polvo gris. Purificarse requiere suciedad. Hay qué lavar a mano para salir del laberinto.

Para renacer es necesario morir. Y uno mismo hay qué clavarse el cuchillo, atar la soga a la garganta.

Al morir aprendí que la vida no es cosa de miedos, es cuestión de riesgos y esperanzas.

Nadie vendrá a tomarte de la mano para guiarte al paraíso.

El edén está en el corazón si se está dispuesto a recibirlo.

Pienso ahora en el presente, me amarro bien las alas a la espalda. Salto sin mirar atrás.