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martes, 20 de enero de 2015

PLEGARIA

Para mi abuelo Pepe

El rostro de mi abuelo
parece un cielo limpio de abril
hay en el iris de sus ojos una nube
parece que atrapa pequeños pájaros en sus sueños.
Tal vez su alma de niño no sepa ya cómo brincar
y se van reduciendo las horas de juego
su cuerpo se agazapa en las sombras.
Recuerdo su voz de trueno al filo del atardecer
mientras mi hermano y yo nos sumergíamos en el mar
es hora de irnos, ordenaba
y su palabra era ley inquebrantable.
Lo recuerdo también en el pórtico de la casa
fumando sus Delicados
mirando hacia la calle
barriendo cáscaras de nueces, hojas secas,
memorias de otro tiempo quizás.
Esta vez no hay mecedoras
hay una cama blanca y fría
hijos y nietos orando al Creador
para que el viejo Diablo regrese al hogar.
No sé que paisaje haya mañana en la ventana
espero que sea un día dorado y tranquilo
en el que mis hijos coman pastel de chocolate
mientras mi abuelo los contempla
y sonríe.